En Seconds un señor supuestamente hastiado de su existencia terminaba usando el cuerpo del guapo Rock Hudson para recuperar (sin éxito) su esencia de juventud. Solo dos años después un atlético Burt Lancaster de 55 años protagoniza The swimmer. Es Ned Merrill, un habitante de una zona residencial de clase alta, situada en un valle moteado de piscinas privadas. Neddy decidirá cruzarlo de piscina en piscina hasta llegar a su casa. Si la película del martes pasado no conseguía que mudarse al mar de Malibú, ni bañarse en vino desnudo, despertaran la verdadera ilusión de juventud del protagonista, esta vez probaremos con el agua con cloro, quizá la marca de estatus más visible de las “familias bien” en la segunda mitad del XX.
Orson Welles decía que no es lo mismo un tipo que colabora con la Gestapo para salvar a su mujer, que lo que pasó en el Macartismo, donde la gente de izquierdas se traicionó y se delató entre ella “para salvar sus piscinas”. Habíamos pasado de “la era de las catástrofes”, que tuvo su propia ética antifascista, a “la golden age”. Y, para que perviva el American way of life, algunos tiene que implementarlo, que salvarlo y defenderlo. El problema es que si se piensa en los términos de las épocas precedentes, la riqueza de los vecinos de Neddy engendra contradicciones morales. Por eso se trata de vidas que en el día día deben acompañarse y estetizarse con mucho martini seco.
“Relaja Neddy, sírvete una copa”, le dicen al salir de la primera piscina. Pero nadar es algo así como lo contrario del caviar a puñados y la ginebra diluida para la resaca. Es algo que entienden los niños y las adolescentes… es una actividad juvenil, y nadando se te olvida la angustia. El proyecto de Neddy es visiblemente heroico. El martes le veremos visitar las piscinas de sus vecinos y vecinas, y mojarse los músculos de las tensiones domésticas de la gente que vive a su alrededor. Quizá intenta olvidarse un poco de las cargas que van acumulándose en la vida. La humedad plástica y azul de las relaciones sociales, la seducción perdida en el pasado, o aquella que es torpe, los recuerdos... todo en Chantal, nos haremos "un largo" a las 20:00.