Sí, estamos en los felices años 20. Algunas jóvenes hacen ruido, se rebelan como pueden contra los mandatos patriarcales: se cortan y tiñen el pelo, beben, fuman, tienen amantes, salen sin acompañantes masculinos y bailan alocadamente las músicas del momento. Son bautizadas como flappers, pero son la excepción, al menos en Kansas, donde una educación tradicional de carácter religioso niega a las mujeres el derecho a reconocer su sexualidad, a poseer y dar rienda suelta a sus propios deseos sin por ello condenarse al ostracismo, o a ser violadas, o al mismo infierno.
Por otra parte, el amor romántico es el verdadero motor de las vidas de estas jovencitas, aquello en lo que se realizan, la promesa de un brillante futuro.
Y sí, es posible que esta intensidad de lo que le sucede a la protagonista y cómo le sucede pueda atravesar la línea de lo que nos resulta razonable e incluso resultar grotesco a nuestros ojos en algunos momentos, y que nos entre la risa nerviosa, o la vergüenza ajena...pero ¡coño! es que su sufrimiento es muy real. Ella lo vive así porque no le han enseñado otra cosa, porque toda su autoestima y su amor propio se basa en ser amada por el otro, y cuando aquello (que es tan frágil) se desmorona, se encuentra con el abismo. ¿Cómo no la vamos a comprender?
Si os apetece disfrutar de este clásico juntas, (n)os esperamos el martes 12 de febrero a las 20h en la sala 3.11 (tercer piso) del CS La Ingobernable (C/ del Gobernador 39).