Subidos a bordo de un cayuco que se adentra poco a poco en las profundidades de la jungla, descubrimos que la naturaleza, de alma sagrada para los pueblos aborígenes, sabedores de que aquello que es de todos no puede pertenecer a nadie, ha sido secuestrada, cercada y prostituida para servir a unos pocos. A su vez, los conocimientos ancestrales, saberes cocinados no en laboratorios, sino en el seno de las comunidades indígenas a partir de las experiencias adquiridas en la vida compartida, han sido abolidos por el pensamiento único occidental. El pasado ha sido cancelado sin miramientos para dar paso a un futuro monocromático. Algunos se lamentan desconsolados, pues se han olvidado de soñar, pero ya es tarde. O quizá no
La semana pasada, a través del visionado de Ziara. Más allá del umbral (Sonia Gámez, 2013), viajábamos al norte de África para conocer a los morabitos, un pueblo musulmán sorprendentemente tolerante que se encuentra amenazado por la ortodoxia hegemónica. Esta semana, que también trata de otredades resistentes a la asimilación, viajamos a Latinoamérica en cuerpo y alma con la esperanza de no regresar siendo los mismos. Para ello tendremos que modular la mirada y desprendernos de unos cuantos fardos. No será tarea fácil, pero hay que intentarlo.
El abrazo de la serpiente se proyectará este martes 11 de junio a las 20 horas en el Cineclub Chantal de la Ingobernable (c/ Gobernador 39, sala 3.11). ¡Estáis todas invitadas!